El mandatario, que ha sido el impulsor de esa criptomoneda como la segunda de curso legal en El Salvador, hizo un “chiste” con un trasfondo más serio que puede comprometer las finanzas del país centroamericano.
No son los mejores tiempos para los entusiastas del bitcóin y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lo sabe. Por eso, ante la caída de la cotización de esta criptomoneda, el mandatario ironizó sobre su comprometida situación en la foto de perfil de Twitter, donde ahora aparece con una gorra de McDonald’s.
El gesto de Bukele tiene que ver con el proverbio de las criptomonedas que dice que si apuestas todo al bitcóin y este fracasa, lo más probable es que los inversores terminen trabajando en la cadena de comida rápida.
Pero su reacción, aunque simpática, no es la más auspiciosa para el país. De acuerdo a los datos más recientes, el desplome de la cotización de esa criptomoneda –convertida por Bukele en la segunda de curso legal en El Salvador– habría provocado importantes pérdidas a las finanzas de la nación centroamericana.
Hace unos días, cuando el bitcóin se cotizaba en unos 36.200 dólares, Bukele anunció la compra de 410 unidades. Esa sola apuesta le habría hecho perder hoy a El Salvador más de 840.000 dólares, ya que el criptoactivo se transa esta jornada alrededor de los 30.100 dólares.
En diciembre, el mandatario informó que había comprado otros 150 bitcoines, aprovechando la caída de más del 18 % de su valor. Sin embargo, la “ganga” implicaba adquirir cada unidad en 48.670 dólares, más de 18.000 dólares con respecto a su valor actual.
Sobre la base de los tuits del mandatario, El Salvador ya posee al menos 1.801 bitcoines. La más reciente caída de ese criptoactivo redujo su precio hasta la mitad de los máximos históricos, lo que puede ser motivo de preocupación para el Gobierno de Bukele, que ha hecho una arriesgada apuesta económica que lo tiene en el ojo de las calificadoras y el recelo de los organismos internacionales.
Bromas que no dan risa
Fiel a su estilo de ‘presidente milénial’, Bukele no pierde ocasión de usar las redes sociales para mofarse de las vicisitudes que afronta, encarar a sus detractores o alardear de sus logros en el país centroamericano, donde goza de innegable popularidad.
Sin embargo, en las últimas semanas el mandatario ha adoptado un tono más agresivo contra las calificadoras como Moody’s, que advirtieron el aumento del riesgo para la deuda soberana de El Salvador, en caso de que el Gobierno siguiera comprando bitcóin.
En respuesta a esos vaticinios, Bukele escribió las siglas ‘DGAF’ (don’t give a fuck), que en español puede traducirse como “me importa un rábano”, pero con una connotación mucho más soez.
Aunque sus simpatizantes aplaudieron la respuesta de Bukele, las pérdidas recientes para El Salvador ante el comportamiento volátil del bitcóin no solo comprometen las arriesgadas inversiones que ha hecho el Gobierno, sino que podrían ser contraproducentes para la delicada negociación que está en ciernes con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De hecho, en noviembre del año pasado, el FMI emitió un comunicado en el que si bien reconoció el impacto de las políticas expansivas y “la fuerte recuperación de la demanda externa” en El Salvador, puso el acento en la alta volatilidad del bitcóin, los riesgos asociados a su implementación y los casi nulos mecanismos de control para una moneda que escapa de la arquitectura financiera tradicional.
“Los riesgos que emanan de la adopción del bitcóin como moneda de curso legal, del nuevo ecosistema de pagos y la compraventa de bitcóin deben ser controlados”, enfatizó el FMI, un organismo del que Bukele espera obtener un financiamiento por 1.300 millones de dólares para afrontar el déficit de las cuentas públicas.