El error de la tolerancia cero.

Por: José E. Caballero Sevilla

Se intensifica la política antiinmigrante del Presidente Norteamericano Donald Trump, lo que inició como promesas de campaña de mano dura contra los expatriados, en los hechos como gobernante consecutivamente ha ido llevando de la mano acciones que buscan consolidarle en ese proyecto.

La reciente difusión publica que expone las deplorables condiciones en que se encuentran inmigrantes ilegales, menores de edad, recluidos en el país vecino de Estados Unidos, ha indignado a la comunidad internacional;  hace ver que la política de Dunald Trump esta llegando demasiado lejos y hace a un lado los derechos humanos que debería de privilegiar en el trato hacia estos.

Los menores han sido separados de sus padres al haber ingresado a Estados Unidos y confinados en 100 centros habilitados por la oficina de reasentamientos de refugiados.

La política “tolerancia cero” de parte del mandatario Estadounidense es una falta de respeto más a la dignidad humana, y según su propia denominación explica la postura  intolerante que raya en la xenofobia hacia México, situación que ha repercutido en el pronunciamiento institucional de manera solidaria en busca de contrarrestar estas acciones.

México ha llevado su demanda ante la Organización de las Naciones Unidas, en el Consejo de Derechos Humanos manifestando “”Todos los Estados debemos respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas, incluidos los migrantes”

El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein pidió que E.U. cese la separación, y es inadmisible infligir tanto sufrimiento a los niños.

Hoy mismo existe una confrontación dentro del mismo sistema político estadounidense, por un lado la líder demócrata en la Cámara Baja de EU, Nancy Pelosi, exigió que se frene la política de “cero tolerancia” en esa misma linea  Laura Bush y Hillary Clinton coincidieron en su condena, mientras que la Secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, dijo que no pedirán disculpas; así las cosas, se radicaliza la postura de la sociedad civil en el país del norte.

Por un lado las ciudades “amigas” del migrante lideradas por Los Ángeles y New York y una treintena de ciudades prestan ayuda legal y se niegan a colaborar con el gobierno federal, dejando fuera a las policías locales de inmiscuirse en los problemas de migración pese a las sanciones impuestas por la administración de Trump.

Esta acción llevada a cabo por Trump se suma a el viacrusis de migrantes procedentes principalmente de Centroamérica, que en la pasada semana santa fue objeto de una acción militar de parte de Trump donde ordenó el envío de miles de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con México, además hay que sumarle su intención de construir el muro transfronterizo México – E.U. que por si fuera poco, desea el financiamiento de este por parte del gobierno Mexicano.

Los candidatos a la presidencia se han pronunciado al respecto; por un lado José Antonio Meade manifestó “Es absoluta y categóricamente indefendible lo que está haciendo hoy Estados Unidos en la frontera” por su parte López Obrador pidió al Presidente Peña Nieto acciones urgentes para detener la actitud prepotente, racista e inhumana del gobierno de Donald Trump, mientras que Ricardo Anaya, comparó la política antimigrantes implementada por el presidente estadounidense con las políticas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

El fondo de esta situación, según se menciona en los círculos cercanos al presidente Trump, es que mediante estas acciones disuadiría a los migrantes a dejar de cruzar la frontera, impulsando la política de separar familias; pero en los hechos, no se ha reducido este fenómeno, y está teniendo un alto impacto mediático negativo, ante la falla estratégica se tendrá que dar marcha atrás al grave error.

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