Bien, si hacemos caso a lo que algunos ciudadanos consignan desde hace días en las redes sociales, hoy se acaban las campañas políticas; y es que, hoy inicia el Mundial 2018 en Rusia. Por eso, para otros, el debate fue una buena oportunidad para que los candidatos hicieran, de nueva cuenta, su luchita por conseguir más votos. No sucedió así, fue, más y más golpeteo y las propuestas, para muchos, no son reales. Por ejemplo, AMLO todo lo quiere arreglar con el combate a la corrupción.
Hay, sin embargo, una realidad o una fotografía que se ha repetido con cierta frecuencia: las encuestas, todas, pero todas, dan por sentado que el triunfador será AMLO. Por eso, una de mis amigas del Facebook, escribió ayer en su muro: “Si van a votar por AMLO, la elección más inteligente es votar por otros partidos (para senadores y diputados) para hacer contrapesos en el Congreso”. Propone, pues, que haya un voto cruzado, razonado pues.
BATALLA CUERPO A CUERPO.
Hace días Mauricio Merino escribió en su texto periodístico un excelente análisis de la elección, enfocando sus baterías a explicar lo que está sucediendo a nivel local y distrital: que hay una lucha cuerpo a cuerpo por las senadurías y por las diputaciones federales. Y es que, a la fecha, las encuestas que se han difundido en relación a la composición del Congreso establecen que en el Senado ninguna coalición tendría una mayoría calificada, solo simple; lo que obligaría a negociar.
En la Cámara de Diputados, ahí sí, todo hace indicar que la coalición MORENA-PT-PES puede obtener una mayoría que, sin embargo, no es suficiente porque en la práctica no hay que olvidar que, ya en el Congreso, los intereses de partidos políticos, como de sus legisladores, se cuecen aparte… si no me creen, pueden preguntarle a Ricardo Anaya, que ha visto como legisladores de su partido le dan la contra y hasta lo combaten, como es el caso de Roberto Gil, Ernesto Cordero como Javier Lozano.
PETICION DE AMLO A SUS SEGUIDORES.
Quienes han combatido de siempre a AMLO y con mayor ardor en la actual contienda, hacen énfasis en la ideología y en las distintas actitudes del candidato de MORENA: su pasado es priista, forjado en un modelo presidencialista, de poder autoritario, tal y como a veces se ha presentado a lo largo de su vida política y campañas. En pocas palabras: AMLO no cree, no está de acuerdo en los contrapesos, precisamente para convertirse en el poder centralizado, poderoso, de antes.
Por eso, AMLO, como ya tiene segura la elección presidencial, en cada uno de los eventos pide a su auditorio que vote por los candidatos de su coalición. Por eso, si observan, en los pendones, en los panorámicos, se sigue la estrategia de colocar a AMLO y, junto a él, sea Américo Villarreal Anaya o a Lalo Gattas, uno candidato a senador y el otro a la alcaldíacapitalina. Igual, obvio, hace Ricardo Anaya con Ismael García Cabeza de Vaca y con Xicoténcatl González.
LOS CONTRAPESOS Y AVANCE DEMOCRATICO.
Los hechos demuestran que AMLO, en la práctica, no prefiere la democracia. La experiencia de Ricardo Monreal es una evidencia, así como la forma en que está organizado MORENA y como se distribuye el poder interno. Por eso AMLO pide que voten por los candidatos de la Coalición que lo postula, para tener mayoría en la Cámara de Senadores y en la de Diputados Federales, porque así podrá actuar a su criterio, unilateral y, obvio, hacer como lo hacían los presidentes que fueron extracción priista.
Que ambas Cámaras, o solo una, sean de su coalición le dará oportunidad de hacer realidad, o de cumplir, sus promesas. Para ello, obvio, tendrá que hacer cambios constitucionales. Hay la experiencia de como Vicente Fox e incluso Calderón, por no tener esa mayoría, no hicieron reformas estructurales. Solo Enrique Peña Nieto logro hacerlos, precisamente, a través de una negociación y acuerdo con los otros partidos políticos, porque tampoco tenía mayoría calificada. En este caso, AMLO, no quiere batallar; pero un voto cruzado lo obligaría, cuando menos, a buscar negociar ante la imposibilidad de imponer su voluntad.
DIVISION DE PODERES.
La teoría de Montesquieu sobre la división de los poderes estatales tiene un solo propósito: que una sola persona, por lo regular el Ejecutivo, pueda tener dominio o mayor peso que el resto de los poderes, para evitar pues que haya una subordinación; subordinación que, en tiempos del carro completo del PRI, se le etiquetaba la expresión de “colaboración”; pero esa colaboración, tanto del Legislativo como del Judicial, es la columna vertebral en que descansa la corrupción que impide, a la postre, una efectiva y real combate de la misma.
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