Ladrones de libros
Cd. Victoria, Tam.- En los años aciagos del diazordazato, el historietista zamorano EDUARDO DEL RÍO, “Rius”, contaba una anécdota, entonces comprensible, dada la infame manía gubernamental de perseguir, decomisar y castigar la escritura, impresión, tenencia y portación de lo que entonces llamaban “libros subversivos”.
-“¿Y tú por qué estás en la cárcel?”, pregunta alguien en la crujía.
-“¡Me encontraron un libro de LENIN!”
-“¿Gobernación, la policía secreta, quién?”
-“Peor aún, ¡el dueño de la librería!”
Lo llamativo ahora es que el autor sea un diplomático de carrera, 76 años cumplidos, catedrático de teoría política con una larga y respetable trayectoria en el servicio exterior.
Difícilmente podríamos pensar que se trató de un “robo por necesidad” lo que hoy provocaría el despido del maestro OSCAR RICARDO VALERO RECIO quien fungía como embajador de México en Argentina.
La obra en cuestión es una biografía del legendario seductor GIÁCOMO CASANOVA, escrita por GUY CHAUSSINAND-NOGARET, historiador francés.
El autor es un biógrafo y estudioso de la ilustración europea, con una docena de libros publicados sobre personalidades como VOLTAIRE, FLEURY, DUBOIS, MIRABEAU, ROBESPIERRE, D’ALEMBERT y LUIS XVI, entre otros.
El negocio afectado fue la librería “El Ateneo” de Buenos Aires, donde personal de seguridad arrestó al insigne paisano para turnarlo a la comisaría más próxima.
Desde luego, existe la inmunidad diplomática, el hombre no pisó la cárcel. El asunto no llegó más allá de los separos policiacos, si además consideramos el valor del hurto cuya sanción es mínima.
Las estimaciones varían, según la fuente consultada. Reportes hablan de 30 euros, otros de 27 dólares, unos dicen 600 pesos mexicanos, otros estiman que 750. De cualquier manera, el presunto daño sería mínimo.
VALORANDO EL ASUNTO
Acaso por su edad, VALERO RECIO ignoró o subestimó los modernos sistemas de videovigilancia que monitorean a clientes y empleados de dichos establecimientos.
El escándalo incluye videos del momento en que el cliente guarda el ejemplar entre un periódico que carga bajo el brazo, sin hacer el pago correspondiente, siendo interceptado por los guardias al intentar salir del local.
Lamentable, también, que el incidente haya ocurrido el 26 de octubre y la nota se publique hasta el pasado fin de semana. El gobierno tardó demasiado en informar.
Si tomamos por referencia el domingo 9 de diciembre, fecha en que el canciller MARCELO EBRARD reporta por TWITTER el suceso (y el probable despido) estamos hablando de que transcurrieron 44 días.
Ello, pese a la sencillez del caso y la contundencia de las pruebas. Como en la vieja película de WOODY ALLEN, “robó, huyó y lo pescaron”. ¿Habrán esperado a que cobrara el aguinaldo?…
Cabe pensar que hubo un tratamiento especial, considerando su edad y debido a la respetabilidad que un hombre como VALERO tiene en círculos intelectuales, académicos y gubernamentales.
Ya viene de regreso el hoy exembajador, tras la decisión anunciada por EBRARD de “cero tolerancia a la deshonestidad”.
Diferente fue la postura de AMLO en su conferencia mañanera de este lunes. Pudo ser un error del embajador VALERO, dijo el presidente, de quien destacó “una trayectoria limpia.”
Pero las grabaciones son muy claras. El hombre llega a la tienda, camina directo a un estante en particular, toma el libro sin dudarlo y lo guarda entre un periódico que lleva bajo el brazo. En la puerta le marcan el alto.
Al respecto, ANDRÉS MANUEL recordó haber vivido una situación similar cuando un amigo le obsequió un libro, mientras ambos estaban todavía dentro de la tienda. Solo que al salir, sonó la alarma y resulta que el dichoso regalo no había sido pagado.
PENA AJENA
Vale subrayar la excesiva crueldad manifestada en redes sociales ante el recién divulgado escándalo diplomático. Le dan trato de delincuente, lo linchan.
Penoso, el que una larga y respetable carrera de servicio pueda terminar así, en la ruina que reduce al personaje al papel de un triste “ladrón de libros”. Peor todavía, que, a la postre, vaya a ser recordado solo por eso, sin considerar los méritos de toda una vida.
El lector puede hacer una búsqueda muy simple en GOOGLE con la frase entrecomillada “famosos sorprendidos robando” y tendrá material suficiente para entretenerse todo el día.
También podrá constatar que (en la mayor parte de los casos) se trató de personas sin necesidad alguna de cometer un robo.
Ello, por más cara que fuera la ropita que le encontraron a WINONA RYDER en un almacén de Beverly Hills hace cosa de 18 años (un 12 de diciembre de 2001).
Por lo pronto, el caso VALERO ya dio tema a la comentocracia periodística y, por supuesto, los caricaturistas.
Más que un acto de corrupción, casos así merecerían la opinión de los profesionales de la conducta, psicólogos, psiquiatras. Acaso fuera este el enfoque más apropiado.
BUZÓN: lopezarriaga21@gmail.com
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