Letras y Café
Por Rosa Isela Arriaga Montantes
El controversial arte del Graffiti.
Al primer vistazo, al voltear a ver el paisaje metropolitano, nos encontramos con el Graffiti. Automáticamente. Y es que esta forma de expresión es un símbolo de arte urbano contemporáneo, y de las más significativas.
No se sabe cuando se originó, pero lo cierto es que siempre ha existido una forma de comunicación del ser humano a través de dibujos, desde la antigüedad; aunque no se le haya conocido bajo este concepto.
Las pinturas rupestres, por ejemplo, son una forma de expresión en el que el hombre intentaba contar una historia, un acontecimiento importante para su pueblo, etc. y esto, amigo lector, es Graffiti.
La palabra graffitti se origino de la palabra griega graphein, que significa escribir, y evolucionó en la palabra latina graffito. Graffiti es en realidad el plural de graffito. Pero al mismo tiempo tuvo influencia de la palabra italiana grafiare (escribir palabras o trazos).
Lo que conocemos en la actualidad como graffiti, se cree que surgió a finales de la década de los sesenta, en Nueva York. Y uno de los primeros “writers” fue un joven de origen Griego, llamado Demetrius, a quien se conoció por su firma o “tag” Taky 183.
Vivía y trabajaba en la zona de Manhattan, como mensajero; razón por la cual viajaba por los cinco distritos de Nueva York, utilizando el metro. Ahí comenzó a escribir su firma en los vagones, en todas partes que visitaba, haciendo referencia además a la calle donde vivía.
En 1971 ya era tan conocida su firma, que un reportero se dio a la tarea de buscarlo y entrevistarlo. Causo tanto impacto que pronto, jóvenes y niños comenzaron a imitarlo. La fiebre fue tal que se creó una “guerra” entre firmas, dando lugar después a dibujos abstractos, y mensajes completos entre pandillas, con que pretendían marcar su territorio. Se pintaban vagones enteros, sin respetar siquiera las ventanas.
El Graffiti, en poco tiempo se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades, en Nueva York, se tuvieron que invertir más de $300,000 dólares al año en la limpieza del metro.
Ante las medidas de seguridad y limpieza que se impusieron, los artistas writers tuvieron que emerger a la superficie y ahí comenzó a hacerse visible este arte en los muros de la ciudad.
Tuvo su momento cúspide durante los setentas, al incorporarse en la cultura Hip Hop, Rap y Break Dancing, extendiéndose a otros países. Si bien es cierto que perdió popularidad, debido a las medidas de seguridad, pronto resurgió al emitir un programa sobre le graffiti, una de las cadenas de televisión más populares de Estados Unidos.
Se cree que el graffiti llego a nuestro País, a través de la frontera con Estados Unidos, en Tijuana. Después aparecieron en urbes como Guadalajara, o Aguascalientes, consolidándose finalmente en el Distrito Federal en la década de los ochenta.
El uso de pinturas en aerosol a mediados del siglo XX le dio un nuevo giro muy armonioso a este tipo de expresión callejera, ganando realce no solo por los diseños tan originales y únicos que comenzaron a aparecer, sino por los métodos nuevos de que se empezaron a valer los writers, como esténcils, plantillas, etc.. Hecho que cobro fuerza en la década de los 90´s, naciendo así el Street Art.
A pesar de ser una actividad condenada por la sociedad, poco a poco ha logrado establecerse como un movimiento cultural, debido a que ahora se han realizado unas verdaderas obras de arte, comparables con el muralismo de la calidad de Diego Rivera, o Clemente Orozco.
La ciudad donde más se puede observar este movimiento, es en Saltillo, Coahuila, donde existen verdaderos murales bellísimos, que le han dado un impulso importante al turismo de la región. Con los programas “Yo Soy Zapalinamé” y “Mural Central”, cada vez ha sido más aceptado este arte urbano, en esa Ciudad.
Pero debemos reconocer que el graffiti en realidad es un delito, un acto de vandalismo, que en verdad contamina la sociedad, puesto que no cualquier garabato ´puede considerarse “obra de arte”
Y se han impuesto sanciones muy estrictas. Según el artículo 26 fracción V, de la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal; estas sanciones van de las 12 a 36 horas de arresto y multas de 20 a 36 salarios mínimos ($1196.00 a $2153.00 pesos, si no hay parte acusadora)
Si existe un denunciante, en el artículo 239 del Código Penal del Distrito Federal, si el daño excede los 20 salarios mínimos, podría recibir de 6 meses a dos años de prisión.
Los grafiteros han optado por la legalidad, es decir, pedir el consentimiento del gobierno y del dueño de una pared para proceder a pintarla.
Pero pensemos un poco, amigo lector… ¿donde se pierde el hecho vandálico en esta práctica, y donde comienza el verdadero arte? O mejor aún, pensemos que es lo que impulsa al joven a cometer este delito, a pesar de tener tanto talento artístico.
Lo cierto es que existe una controversia muy grande en este tema del grafiti, ya que los artistas creen que el acto “vandálico” entra cuando se pierde el respeto al espacio público.
A pesar de los problemas en que se ha metido el graffiti con las autoridades en la mayor parte de las ciudades, puede defenderse con el discurso de la libertad de expresión. Sin embargo, no apoya que se lleve a cabo en Patrimonios de la Nación.
Actualmente se busca destinar espacios específicos para estos grafiteros. Se busca darle un giro positivo a esta inquietud en la juventud, para evitar que se convierta en un problema aun mayor para la sociedad.
Amigo lector, le deseo un excelente día.