José Ángel Solorio Martínez
¿Dónde perdió impulso Magdalena Peraza Guerra, la candidata del PRI a la alcaldía de Tampico, Tamaulipas?..
La historia de la debacle de la profesora, inició en el momento en que rechazó una negociación que era un puente de plata: la Secretaría de Educación Pública en Tamaulipas. Le ganó la soberbia. Le ganó, el gusto por el poder, sus devaneos y los frutos prohibidos que de ello emana.
Se sintió imbatible.
Se sintió más amada por el pueblo, que bonita.
La negociación que se había llevado tersamente con Magdalena, de repente se fracturó, se dinamitó.
Entró entonces las fórmulas coercitivas de las instituciones. Como la estrategia del Ejército de USA en Viet Nam: se le fue quitando el agua al pez. Es decir: se menguó –de toda forma- sus bases sociales tanto en las élites porteñas, como en las populosas colonias.
Desde la familia Fleishman hasta los Grossman, fueron seducidos por la nueva retórica de Jesús Nader y su principal apoyador: el Ejecutivo estatal.
Y desde líderes relevantes como Lalo Echeverría –ex diputado priista-, hasta los más modestos representantes populares de las colonias del norte del puerto, fueron incorporados al proyecto azul.
(Esas estrategias, fueron posibles por el consenso del gobernador en Tampico. Es uno de sus bastiones más consistentes. Es el municipio, en donde mayor aceptación y consensos tiene).
Ante esa red de pactos, la corrupción, el desprestigio del PRI desde su candidato José Meade, hasta la baja potencia de los candidatos a diputados y senadores en el sur del estado, son elementos menores en el nuevo paisaje sociopolítico del septentrión tamaulipeco.
En tanto Magda trae el lastre de Meade –anda en un 13 por ciento de aceptación en Tamaulipas, según Hora Cero-, Nader trae el impulso de un notable segundo lugar de Ricardo Anaya. De las candidatas de AMLO ni hablar: andan en la negociación en la penumbra para cobrar en la Secretaría General de gobierno y devolver favores a su padrino y proxeneta político Egidio Torre Cantú.
A pesar de los sofocones que el PAN le ha dado a Magda, sigue con importantes grupos de apoyo. Su red clientelar desde el Ayuntamiento, sigue operando para ella. Pero ya se ve mermada. Eso le ha cambiado su actitud triunfalista de inicio de campaña. Hoy, anda irascible, estresada, amargada, despotricando contra las instituciones gubernamentales que dice tiene encima –y al parecer es cierto- para evitar su reelección.
El CDE y el CEN, parecen tenerla olvidada.
En todos los sentidos.
Ya no hay dinero.
Ya no hay operadores.
Hoy tiene que rascarse con sus propias uñas.
Y de verdad que las tiene largas.
Sólo que en campañas electorales, las uñas largas son un peligro para su salud: si las maneja mal, puede auto-inmolarse…