Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.
Señor General de División Diplomado del Estado Mayor, Roble Arturo Granados Gallardo, Subsecretario de la Defensa Nacional.
Almirante Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, Subsecretario de Marina Armada de México.
Mandos militares y servidores públicos de la Secretaría de Gobernación que nos acompañan.
Es para mí, un inmenso honor estar aquí con ustedes, para honrar a nuestra Bandera que nos llena de orgullo y nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.
Los Símbolos Patrios representan lo que un pueblo es como nación, porque sintetizan su pasado, definen claramente su presente y perfilan su futuro.
Representan la soberanía, libertad, igualdad y justicia que nos heredaron las pasadas generaciones de mexicanos y cuya vigencia se refrenda cada día en nuestro actuar como ciudadanos.
El día de hoy, los aquí presentes tenemos la oportunidad de reconocer el valor de nuestra Bandera y de todos los valientes mexicanos que han dedicado su vida a protegerla, engrandeciendo así a nuestro país y heredándonos patria libre y orgullosa de lo que hoy somos.
En nuestra Bandera se mantiene vivo un legado de sacrificio, de entrega y de lucha incansable por un país soberano y una sociedad de derechos.
En nuestro Escudo refrendamos con orgullo nuestras raíces prehispánicas, que son parte fundamental de nuestro ser y de nuestra identidad como mexicanos.
En el águila, por ejemplo, está presente la leyenda Mexica que narra cómo el dios Huichilopoztli dijo a los tlatoanis que venían de Aztlán buscando dónde asentarse y formar un nuevo pueblo, que ahí donde encontraran un águila posada sobre un nopal y con una serpiente en sus garras, ahí habría de fundar su nuevo asentamiento.
Cuenta la leyenda que fue así como inició la edificación de la gran Tenochtitlan y con ello el nacimiento de lo que hoy es nuestro querido México.
En nuestra Bandera Nacional se funda en el pasado prehispánico y virreinal con nuestro presente.
Desde las llamadas Banderas Gemelas de Allende de 1810, que por un lado portaban a la Virgen de Guadalupe, y por el otro al águila Mexica, hasta la Bandera actual vigente a partir de 1968, que mantiene los colores patrios y el Escudo modificado con el águila devorando a una serpiente sobre una nopalera en medio de un lago.
Nuestra Bandera nacional estuvo al lado de Madero, de Villa y de Zapata, en la Revolución de 1910, y de Carranza y los Constituyentes que tomaron lo mejor de las constituciones de 1824 y 57, para redactar nuestra Carta Magna de 1917, hoy vigente.
Prácticamente a lo largo de toda nuestra historia, nuestra Bandera, sus colores y sus símbolos ha sido la misma, es la que nos hace vernos como hermanos, la que nos permite dentro de la pluralidad que somos reencontrarnos; la que nos define en sabedores de un pasado con dificultad, buscar caminos para un mejor futuro.
Es en nuestra Bandera donde más se reflejan los intereses de la patria y donde los mejores de sus hijos se arriesgan todos los días para tenerla y sostenerla como una patria mejor, y en eso, el reconocimiento, la gratitud por el esfuerzo y sacrificio de nuestras Fuerzas Armadas siempre estará presente en el corazón de todos los mexicanos.
Quizá sea ésta, para su servidor, la última oportunidad de izar el Lábaro Patrio aquí, en este glorioso Campo Marte, y es el momento propicio, sobre todo hoy 3 de septiembre del 2018, de poder hacer una reflexión de la cual nos podamos sentir todos muy orgullosos de lo que somos y de lo que hemos hecho.
En este país en seis años se cambió un perfil de rostro mexicano, con la misma Bandera, un mismo Escudo, pero con una cara más generosa y más humana, más igualitaria.
Con una cara que buscó una educación de calidad para sus hijos.
Con un cara que puso por delante el interés de competir, de proteger, de perseverar para educar mejor.
Por una patria que antepuso riesgos para tener más empleo, para democratizar nuestros sindicatos, para que mayor gente contara con justicia social, la real, la auténtica; para que mayor gente tuviera un piso de protección social.
Por una patria que rompió intereses biopólicos para tener más y mejores medios de comunicación; para poder hacer que la gente se comunicara mejor; para que no se le cobraran largas distancias y todo se nos hiciera más corto y más fácil; para que pudieran explotar nuevos rangos en el espectro radioeléctrico y telefónico, que hagan que hoy niños en Oaxaca y en Chiapas, en los lugares más marginados de nuestro país, tengan acceso a las tecnologías de la información global, y por lo tanto, estén en mejor capacidad de rendirle a su comunidad y a su país mejores frutos, como a su familia.
En una patria que hoy hace que los privilegios fiscales que se tenían hace seis años, el 90 por ciento de los que había en la Ley, iba solamente al 10 por ciento de los más ricos de México, y hoy sea diferente.
Y en una patria que hizo de las tasas de interés, su meta para bajarlas y que favoreciera a las micro y pequeñas empresas, y ahí está el resultado, entre otras cosas, de tener el sexenio con más empleo de la historia.
Es un buen día para reflexionar.
Es un buen día para saber que se forjaron instituciones sólidas en México, que hoy permiten entregar un país, en unos meses, en paz, en orden, con instituciones democráticas, con respeto y con una misma Bandera que nos hermana a todos como mexicanos que somos.
Esto es el legado que nos representa el Escudo nacional y nuestros colores.
Esto es lo que nos compromete a seguir siendo mexicanos orgullosos de su pasado y de su destino.
Que tengan todos ustedes muy buen día.