El legislador del Partido del Trabajo considera que la mayor resistencia contra la reforma proviene del poder económico.
En entrevista con RT, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, habla sobre las reacciones que ha tenido la aprobación de la reforma del Poder Judicial dentro y fuera de México.
En el plano interno, el legislador de la Cámara Alta asevera que, a pesar de la resistencia de algunos empresarios, la reforma terminará siendo aceptada por la mayoría de los hombres de negocios quienes, en muchos casos, se veían afectados por decisiones tomadas desde el Poder Judicial.
En cuanto a las críticas desde el exterior, Fernández Noroña lamenta, por un lado, las “declaraciones injerencistas” que se lanzaron durante la discusión de la iniciativa, pero, otro lado, asegura que EE.UU. seguirá cosechando beneficios a partir de su estrecha relación con México.
RT: La reforma del Poder Judicial continúa enfrentando resistencia, no solo entre quienes integran este poder, sino también entre algunos empresarios. ¿Cuál es su balance sobre las reacciones de estos grupos después de la aprobación de la iniciativa?
G.F.N.: Es una revolución lo que se está haciendo. Vamos a ser el primer país del mundo que elija a todas las personas juzgadoras.
Y le estamos dando fin, no al Poder Judicial en sí mismo, sino a un Poder Judicial corrompido, muy ligado al poder económico, y que no era sino el reducto del ‘conservadurismo’.
Un reducto nada menor. Hay que tomar en cuenta que, de manera permanente, estaban tomando decisiones políticas disfrazadas de decisiones jurídicas.
El famoso ‘lawfare’, el golpe de Estado en nombre de la ley, siempre se ha implementado desde el Poder Judicial.
En México no han podido, pero lo han intentado a través de campañas de ‘golpeteo’. El Poder Judicial tenía intromisiones cada vez más majaderas, en ámbitos que conciernen a los Poderes Legislativo y Ejecutivo.
En este momento estamos viendo actos desesperados para detener la reforma del Poder Judicial, una decisión que ha sido muy importante.
Como toda gran transformación, por supuesto, genera miedos, dudas e incertidumbre, en algunos casos de buena fe, pero también hay mucha resistencia porque el poder económico dominaba el Poder Judicial.
Le estamos dando fin, no al Poder Judicial en sí mismo, sino a un Poder Judicial corrompido, muy ligado al poder económico, y que no era sino el reducto del ‘conservadurismo’
El poder económico era el que determinaba el sentido de las sentencias del Poder Judicial, ahora eso se acaba. Hay mucha irritación de parte de un sector minoritario que se niega a asumir la realidad.
Y eso ha generado incluso un ambiente de violencia física, lo vimos con la agresión en contra del compañero presidente—cuando le lanzaron una botella de plástico durante uno de sus recorridos en el estado de Veracruz— hace unos días.
Para quienes verdaderamente son empresarios, el Poder Judicial en muchos casos les ha resultado adverso, ahora, con la reforma, serán testigos de cómo se impartirá justicia independientemente de la fuerza económica que se tenga, en realidad es una buena noticia para ellos.
Y para las hijas y los hijos del pueblo, esta reforma representa la posibilidad de tener acceso a cargos en calidad de personas juzgadoras, que habían permanecido fuera del alcance de la mayoría de la gente. Es una reforma muy positiva.
RT: A partir de la elección de personas juzgadoras, las sentencias cambiarán de orientación, según la perspectiva de varios de quienes impulsaron la reforma. No obstante, hay muchos intereses económicos en juego, por ejemplo, en caso de ya no ceder ante las presiones de algunos empresarios que se niegan a pagar impuestos, habría un choque.
G.F.N.: No necesariamente un choque. Los empresarios tienen que pagar sus impuestos, aunque se resistan, es una obligación constitucional.
Que ya no puedan manipular al Poder Judicial, claro, les desespera mucho. En el caso de la reforma a leyes secundarias en materia eléctrica, por ejemplo, la echaron atrás a través del Poder Judicial.
De hecho, el Poder Judicial otorgó amparos a quienes ni siquiera los habían solicitado, una acción absolutamente aberrante e ilegal. Por donde se le vea, muchas de las decisiones que tomaron desde el Poder Judicial son indefendibles.
Ellos dicen que sí, claro, es necesaria una reforma, pero no en los términos en los que se planteó. La realidad es que el destino los alcanzó. Ellos mismos tuvieron la oportunidad de impulsar una reforma desde dentro y no lo hicieron.
Una reforma muy modesta, la que promovió en un comienzo Arturo Zaldívar—hoy parte del equipo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum—, quien presentó su renuncia como presidente de la Suprema Corte de Justicia, la echaron para atrás. Hoy no hay opción, tienen que asumir la reforma.
Sin embargo, siguen resistiéndose, ahora además mediante actos de violencia, que además de condenables, son muy peligrosos: están mostrando su rostro fascista. La realidad es que no hay manera de detener la reforma al Poder Judicial.
La reforma ya se aprobó por el Congreso y su implementación no hay forma de detenerla. El Instituto Nacional Electoral (INE) acaba de dar un gran paso, ya comenzó a organizar el proceso electoral para que en junio de 2025 se elija a la mitad de personas juzgadoras de nuestro país [no obstante, un juez emitió una suspensión provisional contra esa medida].
RT: Durante el proceso de discusión de la iniciativa, llamó la atención la postura asumida por EE.UU. El embajador en México, Ken Salazar, cuestionó abiertamente la reforma a través de un comunicado en el que alertaba sobre algunos “riesgos”, si bien reconoció que se trataba de una “decisión soberana”. ¿Es posible llegar a un punto de conciliación con Washington?
G.F.N.: La conciliación está presente. Como dijo el compañero presidente, nadie puede romper la relación comercial que tiene México con EE.UU.: un 90 % de nuestro comercio está relacionado con nuestro vecino del Norte.
Claro, desde Washington hubieran querido mantener el Poder Judicial como estaba porque así convenía a sus intereses económicos.
Pero nosotros tenemos claro que lo que necesitamos es que se imparta justicia en el país. Desde EE.UU. ya presionaron, ya hicieron declaraciones injerencistas, atacaron nuestra moneda y no les funcionó, en consecuencia, asumen que se trata de una decisión soberana.
Ellos dicen que sí, claro, es necesaria una reforma, pero no en los términos en los que se planteó. La realidad es que el destino los alcanzó. Ellos mismos tuvieron la oportunidad de impulsar una reforma desde dentro y no lo hicieron.
No creo que haya nada que conciliar con EE.UU. A ellos les va a ir muy bien económicamente, siempre les va muy bien. No hay mayor discrepancia. En el nuevo escenario a partir de la reforma del Poder Judicial les seguirá yendo bien porque sus intereses no son afectados en esencia.
RT: A unos días de que Claudia Sheinbaum tome posesión como presidenta constitucional de México, ¿cuál es tu balance de este mes de septiembre en el Congreso? ¿Cómo vislumbra el horizonte para este segundo Gobierno de la 4T?
G.F.N.: En cuanto al Congreso, sin duda creo que ya hemos pasado el momento más difícil. La reforma que más belicosidad generaba entre la posición era la del Poder Judicial.
Hay otras tres reformas en las que no están de acuerdo, pero no creo que vayan a tener la resistencia que mostraron con la del Poder Judicial.
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El 1 de octubre, cuando tome protesta como presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum será quien conduzca el destino de la Nación. Es una mujer muy preparada, comprometida y eficiente, estoy seguro de que las cosas van a marchar bien.
La derecha va a seguir en su esquema, que me parece un esquema equivocado porque es evidente que no les ha resultado y, con todo, persisten en hacer política de esa forma.
Su intrascendencia es cada vez mayor. En algún momento tendrán que reflexionar sobre la pertinencia de seguir por el mismo camino.
En nuestro caso, creo que vamos a gobernar por décadas, lo digo sin ninguna arrogancia, no veo cómo la oposición podrá levantarse de una derrota como la que sufrieron en junio pasado. Y menos aún si persisten en sus mentiras, calumnias y campañas de miedo. No les ha resultado y no les va a resultar.