Uno de los principios, digamos fundamentales de la democracia, es la legalidad. Cumplida esta premisa, una elección es válida. Sin embargo, elección tras elección, sucede el fenómeno que se conoce como “judicialización” del proceso electoral, en la medida que los actores hacen uso de los medios de impugnación. Una impugnación, en la práctica, significa que un actor considera, está seguro, que no hubo legalidad en el proceso electoral.
Cuando un candidato, o un partido político, no cumplen con las normas de legalidad y en el proceso de revisión, de fiscalización o de impugnación, se comprueba que no hubo una práctica correcta, el órgano electoral aplica sanciones, la más normal, son las multas económicas. En este caso, ya el INE y el IETAM preparan las multas derivadas del proceso electoral anterior.
VIOLADORES COMPULSIVOS DE LA LEY.
Eduardo Trujillo, del INE, como Miguel ÁngelChávezGarcía del IETAM, afilan sus dientes para morder las prerrogativas de los partidos políticos con multas que, dicen, serán del orden de los 20 millones 286 mil 504 pesos. El motivo es simple: cometieron irregularidades o no se ajustaron a los lineamientos del proceso electoral, sean en las precampañas o en las campañas. En otras palabras: violaron la legislación electoral.
Uno de los elementos, mas reiterados, es la rendición de cuentas a tiempo: informar a los órganos de fiscalización que tipo de ingresos tuvieron y como los gastaron; documentar el origen de dichos recursos, así como se fue gastando peso tras peso. La cuestión es que, elección tras elección, sucede lo mismo y luego pagan las consecuencias: EL PRI, en esta elección, no tuvo dinero, ya que en la elección a gobernador se fue al baño con los reportes de rendición de cuentas, lloraron y lloraron, y se tuvieron que aguantar.
EL FIDEICOMISO DE MORENA.
En este momento, por ejemplo, hay una polémica tremenda. Conocidos los daños y damnificados de un terremoto, candidatos y partidos políticos asumieron que apoyarían la reconstrucción. En ese momento, el INE, les hizo ver que ningún partido político puede entregar recursos a los ciudadanos, a los electores, porque lo prohíbe la Constitución y puede ser considerado un delito, más en tiempos electorales.
MORENA no hizo caso. Anuncio la creación del fideicomiso, una Asamblea Nacional aprobó su creación, en su constitución se dio como domicilio legal, el domicilio de MORENA y, por último, los integrantes del mismo son miembros de MORENA. Y de rebote, recibieron dinero en efectivo, por lo tanto, no se puede rastrear su origen lícito. Con todo esto, AMLO, afirma que no violaron la ley, que ellos son honestos… Así, pues, de simple.
SEÑAL EQUIVOCADA.
La reacción de MORENA, en este caso, de Andrés Manuel López Obrador creo que fue equivocada. De inmediato salió a defender a su partido, porque no cabe la menor duda, que es su partido y volvió a reiterar, otra vez, que ellos son honestos, honestos, honestos. Creo que nadie, pero nadie, puede reprocharle que apoye a los damnificados, sin embargo, fue advertido de que el partido no puede entregar recursos económicos a la población, menos en tiempos de campaña.
Con todo derecho, MORENA ya interpuso el reclamo o impugnación respectiva a la multa que, por dicho fideicomiso les impuso el INE. Y ya Porfirio Muñozledo presume en redes sociales que se reunió con los magistrados que habrán de resolver el caso. ¿Cabildeo para torcer la justicia? La reacción obliga a pensar que AMLO, Morena, quiere Magistrados a modo y, la verdad, nos obliga, nuevamente a pensar, que a la larga se buscara, otra vez, una supeditación del Poder Judicial al Ejecutivo.
HONESTO: NO BASTA SERLO, HAY QUE PARECERLO.
Creo que buena parte de los mexicanos, más de 30 millones de ciudadanos que votaron por AMLO, no dudan de su honestidad. Y no la duda porque, efectivamente, si no lo fuera, ya el Estado –la mafia del poder- tuvo 20 años para destruirlo. Sin embargo, en esa coyuntura, no basta ser honesto, hay que parecerlo, en otras palabras, no hacer actos que indiquen o den señales de que se viola la ley. Por ejemplo, Américo Villarreal y Guadalupe Covarrubias, como Ismael García Cabeza de Vaca, senadores electos, no han cumplido con la 3de3. No son transparentes.