Por Efraín Caballero Salazar
Cd. Victoria Tam. Largas filas desde las dos de la mañana este está siendo el más alto costo de la licencia de conducir, un alto promedio de personas de la tercera edad con problemas de salud, sin importar a quien corresponda hicieron fila protegiéndose por las altas temperaturas con cobertores, sillas para sentarse y lo que les fue posible.
Nadie absolutamente nadie acudió a esa hora de la madrugada a proporcionar alguna atención necesaria, ni siquiera una ambulancia para urgencias.
Pero así están las cosas aún cuando el Gobierno Federal así como Estatal, dan muestra de una atención extrema a los adultos mayores.
No existe a esa hora de la madrugada supervisión alguna ni un café ofrecido, a quienes esperan ser atendidos hasta las ocho de la mañana, únicamente la repartición de fichas de atención en los momentos que se toma la fila, dicen nuestro informantes comisionados por parte de una persona con despotismo y malos modales, así sin ninguna cortesía entrega las fichas numeradas
Pero le decía ahí no existe distinción para nadie muchos de ellos con marcapaso y agitados esperaban el amanecer y el abrigo del sol que nunca salió con la temperatura de quince grados.
Nos decían algunas personas como el SEÑOR RAMIRO, que llegó a las tres de la madrugada y salió a las cuatro de la tarde faltando poco para que le pusieran suero.
Ojalá que en los siguientes días mediante continué esta renovación se toman cartas en el asunto sobre prevenciones y más agilidad, lo que bien podría ser la entrega de fichas durante el día contabilizando estas sobre las cien o ciento cincuenta que se pretende entregar.
O algo tan simple como lo es abrir otros módulos de atención como los ya establecidos pero menos sacrificarse a quienes quieren cumplir con este pago oportuno.
Ojalá que nuestro Gobernante AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, intervenga ante la dirección de quien corresponda con la apertura de otros modulas y no se continúe con esto que es desgastante del extremo que Usted lo mire.
La mitad del mundo político lee sendero la otra mitad no sabe leer