Esta teoría ha generado múltiples reacciones entre los expertos no relacionados con la investigación.
Juan Yadeun Angulo, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), tiene la teoría de que los antiguos mayas incineraron a sus gobernantes y usaron las cenizas para hacer las bolas de hule que se usaban en su popular y ceremonial Juego de Pelota, divulgó la entidad en su boletín del 1 de agosto.
Sustenta su teoría sobre la base de la interpretación de un hallazgo realizado por su equipo, en el 2020, en una cripta, de hace unos 1.300 años, a ocho metros debajo la pirámide Templo del Sol. La cripta ubicada en Toniná, zona arqueológica del valle de Ocosingo, en Chiapas, resguardaba los restos de más de 400 vasijas que contenían material orgánico, como cenizas, carbón, goma y raíces.
En criterios del experto, el contexto arqueológico refiere que, probablemente los sacerdotes, emprendían la combustión de los cuerpos de personajes de alto rango, y que el azufre de las cenizas era utilizado para la vulcanización de hule con el que se confeccionaban las pelotas usadas en el rito.
El análisis de las tallas y jeroglíficos de las esculturas en una antigua cancha de pelota, ubicada cerca de la pirámide, expuso que tres gobernantes: Wak Chan Káhk’ (fallecido el 1 de septiembre de 775); Aj Kololte’, dignatario subordinado a la dinastía de Po’p (muerto el 1 de abril de 776); así como a una mujer llamada Káwiil Kaan, que habría sido alguien de alto rango, que murió en 722, fueron llevados a la cueva de la muerte para su transmutación.
El arqueólogo menciona que “es aleccionador saber que los mayas buscaran que el cuerpo de sus gobernantes se convirtiera en una fuerza viva, en algo que estimulara a su pueblo”.
Angulo señaló que él cree que las esculturas que representan a cautivos dentro de pelotas de hule lanzadas por un hombre ricamente vestido, halladas en un sitio arqueológico en Yaxchilán, cerca de Toniná, son evidencia de que se usaron restos humanos para hacerlas, según sus declaraciones publicadas este jueves en el portal Live Science.
Reacciones de la comunidad académica
La versión de Angulo ha generado múltiples reacciones entre los expertos no relacionados con la investigación. Mientras que algunos se mostraron cautelosamente optimistas, otros manifestaron sus dudas frente a esta hipótesis. Live Science recogió algunos de estos criterios emitidos por expertos de EE.UU., a través de correos electrónicos, cuando fueron preguntados.
William Duncan, profesor de antropología biológica en la Universidad Estatal de East Tennessee, dijo que “ciertamente es plausible que se incluyeran restos humanos en pelotas de goma”. “Los restos humanos se utilizaron en una variedad increíblemente amplia de contextos y prácticas para los antiguos mayas”, agregó.
Por su parte, Gabriel Wrobel, profesor de antropología en la Universidad Estatal de Míchigan, plantea que “tal práctica es ciertamente consistente con los rituales mortuorios complejos y a menudo prolongados de los mayas que se han documentado”.
Entre los que se mostraron cautelosos se encuentra James Fitzsimmons, profesor de antropología en Middlebury College en Vermont, quien manifestó que incluso, si se usaron restos humanos para hacer las pelotas, “es muy poco probable que sean los restos de los gobernantes, per se”, agregando que los restos de los cautivos de guerra eran más probables.
El portal informa que otros académicos expresaron fuertes dudas sobre los hallazgos.
Así, Susan Gillespie, profesora de antropología en la Universidad de Florida, plantea que “mirando a través de la información que encontré, no hay evidencia real presentada de que las pelotas de goma hayan sido diseñadas para incluir los restos cremados de los gobernantes mayas”. “No leí que encontraron pelotas de goma y las analizaron en busca de estas inclusiones”, aseguró.
Live Science informó que todos los expertos estuvieron de acuerdo en que la información es muy poca y algunos se negaron a comentar los hallazgos hasta que se publique un informe científico.
“Una vez que los datos estén disponibles, estaré muy emocionado de ver cómo identificaron lo que había en los recipientes”, dijo Carolyn Freiwald, profesora asociada de antropología en la Universidad de Misisipi.