El llamado oro blanco, el litio, genera una serie de retos futuros, por ejemplo, de logística. Países como Chile, Bolivia, Argentina y México, que recientemente nacionalizó dicho metal, planifican redes de distribución en la región para abastecer el mercado mundial ante alertas de un drástico aumento de la demanda. Además, la mayoría de Gobiernos luchan por sacar el mayor provecho al litio y, sobre todo, que la riqueza no acabe en manos extranjeras.
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