Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López protagonizan la disputa por la candidatura oficialista que se dirimirá a través de encuestas.
Los candidatos presidenciales oficialistas de México intensificaron sus campañas a pesar de que todavía faltan dos años para los comicios generales en los que la ciudadanía elegirá al sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El inusitado adelantamiento de la batalla electoral se debe a que en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido gobernante que fundó López Obrador, están convencidos de que, quien obtenga la postulación, ganará las elecciones que se realizarán el 2 de junio de 2024.
Parte de este optimismo se basa en que la popularidad del presidente sigue imbatible y, a tres años y medio de haber asumido, todavía supera el 50 %; a que la oposición está huérfana de dirigentes de peso que puedan hacerle frente al oficialismo; y porque en los comicios locales realizados en el último año y medio Morena se consolidó como el partido más poderoso del país, con mayor presencia y apoyo electoral.
El tema es recurrente en las conferencias de prensa del mandatario, quien suele advertir que la candidatura oficialista se definirá a través de una encuesta prevista para mediados del próximo año y en la que ya confirmaron su participación la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; y los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Con miras a ese proceso interno, el canciller se adelantó y anunció la realización de una gira nacional para promover en específico su precandidatura, ya que hasta ahora ha estado viajando para participar en distintos actos partidarios.
“Vamos a caminar, a recorrer toda la República Mexicana, todos los estados van a escuchar, como estamos escuchando hoy, los puntos, las propuestas, y después (vamos a) proponer y decir qué pensamos y por qué sobre el futuro”, señaló Ebrard durante un evento en el que descartó cualquier disputa con el propio López Obrador para mostrarse “independiente” y ganar más votos.
“Esa especulación no me la estoy planteando, creo que sería muy temprano. Hay una cierta insistencia de un sector de decir: ‘tú te tienes que enfrentar al presidente’. ¿Por qué voy a hacer eso, para darles gusto? No, no lo voy a hacer. Lo que voy a hacer es participar en la encuesta”, advirtió.
También aseguró que él lidera los sondeos.
Mensajes
Como parte de su campaña, Ebrard compartió públicamente su número de celular y convocó a la ciudadanía a escribirle por WhatsApp “para estar comunicados”. De inmediato abundaron las quejas de usuarios que dijeron que solo les “clavaba el visto”.
En respuesta, el secretario de Gobernación le copió la estrategia, difundió su teléfono y prometió que, a diferencia de su contrincante, él sí contestará personalmente a quienes le manden mensajes.
La jefa de Gobierno, en tanto, se diferenció y optó por una primera transmisión en vivo a través de sus redes sociales. Todavía en cuarentena después de haber dado positivo en coronavirus, Sheinbaum trató de mostrarse cercana a la ciudanía, enseñó parte de la casa que renta, libros, pinturas e incluso tocó la guitarra.
“Mi casa es su casa”, aseguró mientras respondía preguntas que le hacía el público que se conectó al primero de los eventos virtuales que concreta desde que confirmó su precandidatura.
Los tres políticos protagonizaron el evento que llevó a cabo Morena el pasado fin de semana en el Estado de México y que se interpretó como “el banderazo” de arranque rumbo a la definición de la candidatura y de las presidenciales de 2024.
Ahí, se selló un compromiso por la unidad, aunque al mismo tiempo la competencia interna se hizo evidente a través de los aplausos y gritos que les lanzaban sus seguidores.
Perfiles
Ebrard es un licenciado en Relaciones Internacionales de 62 años que, al igual que López Obrador, comenzó su carrera pública en el PRI, partido que dejó para adherir a otras fuerzas políticas antes de sumarse por completo a Morena.
En el año 2000, ambos estuvieron a punto de ser rivales para contender por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pero finalmente Ebrard declinó en nombre de López Obrador, decisión que el presidente todavía reconoce y aplaude públicamente.
Su turno llegó en 2006, cuando ganó las elecciones y se convirtió en el sucesor de López Obrador como gobernante de la capital, situación que pretende repetir en 2024 a nivel nacional.